domingo, 28 de abril de 2013

Día 12.


Lima 25 de Marzo del 2012

Eternamente querida J:

Hoy la vida comenzó bastante tirada de los pelos. Mamá hizo que nos levantáramos todos ligeramente temprano porque venían a casa los papás de R (que vendría a ser el equivalente a cuando tus abuelitos suben a tu casa por alguna u otra razón, así que por ahí ya te harás una idea de a lo que me refiero). Mamá estaba totalmente loca, energúmena y sinceramente insoportable y es que, como si fuesen a visitarnos los reyes de España, no solo la casa tenía que quedar hecha un anís, sino que en el almuerzo tenían que irse necesariamente más de 200 soles y tenía que haber una entrada complicada de hacer, un almuerzo al mejor estilo "Gastón Acurio" y hasta postre, porque menos, no es aceptable para la suegrita y el suegrito. Por ende la vida no solo se la complicaba ella, sino también era necesario también complicárnosla a nosotros que teníamos que correr por uno y otro motivo para que todo saliera perfecto.

Bueno fuese que ahí hubiese acabado, pero durante la estadía de los suegros la complicación continuaba y es que hasta cuando uno no quiere hacer nada que pueda arruinar la velada, hace algo malo; y se tiene que aguantar la mirada de ceño fruncido de la mamá que con ojos de sentencia, prácticamente, firma tu ingreso al penal "Te cagaste conmigo".

Ayer me refugié más que nunca en las palabras de Bryce, en el amor tan bonito de Fernanda María y Juan Manuel, ese amor que pese a todo y a la increíble distancia (mira que Sudamérica y Europa no están precisamente doblando la esquina) nunca pierden la comunicación y aun con tantas cosas encima ambos siempre encuentran la manera de hacer saber al otro que el amor aún está presente. Me refugio en Bryce y en su historia de amor, en las cartas de la pareja, en las canciones del "Juan Manuel Cantautor", en las borracheras de Enrique, y en la fuerza de Tarzán de Maía; más que nada cuando en mis días no recibo noticias tuyas y pienso, y sueño, con una que otra carta que me llega con tu puño y letra a la puerta de mi casa firmando con las palabras "J tuya" 

El pequeño espacio en mi pared se irá llenando de más recortes y más recortes, que poco a poco iré pegando, de esos sueños que tengo y pienso cumplir, de esas promesas que voy a hacer realidad.

Ahora más que nunca por todos lados veo Argentina, en la tele, en la radio, en la calle, en las revistas, en el periódico (mamá se animó a suscribirse en "El Comercio", alucina); y tengo aún más ganas de irme para allá.

Entre tantas cosas el videillo, las letras, las palabras de amor, tantas emociones, tantos sentimientos y tanto camino por recorrer; cada vida, distinta a su manera, y a la vez conectada por inmensas cartas e interminables palabras; y por un amor que no se acaba.

Cuídate mucho y comunícate en cuanto puedas que aquí la gente te extraña mares.

Eternamente tuyo y de nadie más, Miguel.

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